5 a.m.
De Emilia Patiño Carreño
Afuera todavía era de noche y al parecer la lluvia no dejaba de caer. Tomó el abrigo del closet tratando de no hacer ruido. Escuchó un ronquido, lo que confirmaba que él seguía dormido, y que era poco probable que se despertará. Le gustaba dormir hasta tarde, y normalmente ella tenía que insistir para que abriera los ojos.
Lo miró por unos minutos y le fue imposible recordar el momento en que se conocieron, la historia la sabía, el bar, el trago, el baile... pero no lo recordaba, no recordaba bailar, ni recordaba caminar por la calles de una ciudad oscura tratando de llegar a la casa. No recordaba cómo se había sentido, ni recorba lo que se habían dicho. No recordaba la emoción, ni las miradas. Sabía lo que había pasado por las tantas veces que había contado la mágica historia a conocidos, pero se la sabía como uno aprende la historia de Romeo y Julieta, ajena. Apartó la mirada del hombre que se encontraba acostado en su cama, con quien había caminado tantos años de la mano, pero que ahora ya no recordaba.
Sacó del bolsillo del abrigo un sobre que decía "él", lo dejó en la mesa de noche, al lado de otros papeles, como quien deja la cuenta de las tarjetas, o las facturas de cualquier café. Lo miró de nuevo, tratando de evocar algún sentimiento. Cerró los ojos, nada... Los volvió a abrir y con un sentimiento de amnesía total, salió del cuarto con un pequeña maleta en la mano.