Marla

18.09.2020

De Emilia Patiño Carreño

El día había pasado sin que me diera cuenta, o al contrario sintiendo cada minuto en mi cuerpo. No me había sido posible levantarme de la cama más que para ir a orinar. Sentía la cabeza pegada a la almohada y el cuerpo pesado, sabía que ya tenía que levantarme, vestirme y salir. Sabía que tenía que hacerlo. Puse las manos sobre el colchón y con un esfuerzo sobrehumano me incorporé. Tenía la cara pegoteada y seca. Salí de la cama con pocas ganas.


Prendí la ducha y mientras esperaba que se calentara el agua me acerqué a la ventana. Estaba empezando a oscurecer, ese momento del día que pasa el cielo de rojo a negro, ese momento morado. Me paré frente al ventanal, como esperando que los edificios a mi alrededor empezaran a derrumbarse, me sentía Marla en The Fight Club, solo que mi mano no sostenía la de nadie más. Me quedé, no sé cuánto tiempo, mirando e imaginando el mundo destruirse ante mis ojos. Así me había sentido el día entero, como si pisara en escombros de mi propia vida.


El sonido del teléfono me despertó de ese ensueño que no lograba ser pesadilla. "¿Vienes?", decía el mensaje. No tenía ganas de hacerlo, tampoco de responder, solo tenía ganas de volver a la cama.


La ducha seguía corriendo, se podía ver el humo que salía a causa del agua caliente. Me desprendí con cuidado y dolor del pijama, y entré a la ducha. Dejé que el agua tratara de limpiar las heridas, restaurara mi cuerpo un poco. Las marcas no se iban a ir de mi piel hoy, y seguramente tardarían demasiado en irse de la mente.


Salí de la ducha con un poco más de vida, y me vestí. No quería preguntas así que elegí ropa que tapara el cuerpo. Tal vez mañana contaría lo que había pasado, hoy quería sentir que habían lugares de mi mundo que no se habían derrumbado. En el clóset ya no estaba su ropa, lo cual me dio un alivio. Encontré un par de medias sueltas, las cuales boté.


Mi mundo se había derrumbado, pero me alegraba saber que era Marla sin ningún hombre común.


Salí de la casa sin expectativas, salí solo porque tenía que salir, salí con un poco de miedo, pero al salir encontré que había todavía una parte del mundo que no estaba rota.


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